jueves, 29 de marzo de 2018

"Está usted enfermo de aburrimiento." Diagnóstico a la sociedad.

Llevo aislado "estudiando", "trabajando" en escribir más tiempo de lo que recuerdo el colegio. Hace ya un año o así me encontré con una persona con la que pude abrirme a la que le dije, contestando a su pregunta: —¿Y tú qué has hecho estos años?
En mi (aún) inocencia de por aquel entonces, influenciado por todas las infravaloraciones de los comentarios despectivos típicos de "un trabajo solo es si te paga alguien" le contesté: —Nada. Escribiendo.
Y en su sabiduría adquirida por el tiempo me abrió los ojos, el corazón y la esperanza para seguir con lo que había estado haciendo con una técnica de trabajo lenta pero segurísima y forzosa con la que a veces he llegado a pensar en desistir y dejarlo todo porque no vale la pena y no sirve para nada como más de uno ha intentado hacerme ver sin motivo, sin ganas, e incluso a diario. Me digo, llanamente:
—Hombre, eso no es hacer nada.
Y tiene razón. Escribir es hacer algo. Y el que no lo quiera ver así, que se imagine un mundo sin periódicos (fácil), sin libros (por desgracia también fácil) pero también sin E-books o .PDFs; sin noticias de periodistas ni telepronters, sin apuntadores ni actores con texto, ni obras de teatro (sería todo muy surrealista que tampoco...); ni películas en la tele, en los cines, DVDs, Netflix, series... sin guiones.

No solo estamos viviendo la gran necesidad de afecto, vacío y conexión en éste mundo digital tan basto y rápido en conexión, pero lento en cariño, caricias o preocupación; malísimo para denotar el afecto a través de las borderías, los insultos o desprecios que no ha pedido ni quiere nadie. También vivimos la época del consumo, digital, del aburrimiento porque no sabemos qué hacer, ni con quién a pesar de todo, ni sabemos entretenernos ni divertirnos a nosotros mismos y por eso necesitamos tirar mano de esa gente que en su buen afán por ser profesional hace las cosas bien, con tiempo, delicadeza y encima crea una pequeña empresa para realizar proyectos de interés para el entretenimiento; una red de guionistas, actores... etc. Para sacarnos un minuto, cinco, veinte o más de noventa de la realidad de la vida en que vivimos que no nos da para nada y aún así "lo tenemos todo".

Lo tenemos todo salvo el afecto a través de un like, las caricias a través de un saludo en Facebook, o las llamadas de atención de Whatsapp (contactos a parte de lo que hemos olvidado que es una llamada de teléfono... [a mí no me llama nunca nadie]).

Olvidamos de vez en cuando lo difícil que sería una vida sin entretenimiento porque ahí está, y es infinito, y no se puede acabar como bien decía un amigo de la escuela de cine por mucho que vieras películas y películas todos los días sin parar sin descanso. Necesitarías más de 100 vidas para ver todo lo que se ha hecho desde el principio de los tiempos (y conforme se seguiría haciendo y se hará mientras las vieras). Lo mismo pasa con la música, el teatro...

¿Por qué algo que te puede hacer levantar del sitio, coger el timón o las riendas de tu vida, cambiar una civilización levantando en armas en nombre de la revolución a una sociedad pacífica, o inspirarte una idea genial, o simplemente hacerte reír unos segundos... no le damos el mismo valor que se merece como a cualquier oficio o carrera?

Quizá sea un arma peligrosa, sobretodo para quien no la usase adecuadamente, o un arma en vano para quien no sabe usarla o (peor aún) no quiere hacer uso de ella (como pasa con la política, exactamente igual).

Pero si ya sabemos lo difícil que es, aunque no lo podamos ni imaginar, por lo que pasa el otro o ya solo el trabajo que lleva el arte... ¿por qué nos emperramos en amargar al otro en pos de creernos con la disposición de juzgar a alguien?¿Por qué no valorar el trabajo, y si no queremos hacerlo, dejarlo estar?¿Por qué no somos críticos con nosotros mismos antes que con los demás? Ahí os dejo un par de reflexiones que pensar de una sociedad enferma que se cree mejor de lo que está.

No hay comentarios:

Publicar un comentario