Mostrando entradas con la etiqueta amores. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta amores. Mostrar todas las entradas
viernes, 26 de octubre de 2018
Disney ¿Feminista? — Una de princesas...
Ya sabemos que Caperucita NO era feminista. No tiene la conclusión de que los hombres son peligrosos pues le salvó el Cazador a Caperucita, para eso disfrazaron al "mal" de lobo parlante, sino que el mal puede esconderse en caras amables (como la piel de tu propia abuelita). Es decir, que debe haber por ahí abuelas asesinas o malvadas o malévolas.
Como la de Blancanieves. Una historia sobre necrofilia en la que todo el mundo entiende la analogía o metáfora del "beso romántico" (el primero) como un polvo. Claro; una mujer se adueña de la casa de unos enanitos y les hace la ama de ésta y, como no se realiza ni está satisfecha en su situación con esos siete tíos pequeños que "no dan la talla" pues, eso.
La Cenicienta tiene otras salidas como el [Spoiler] por qué coño el zapatito de cristal no se convierte otra vez a lo que era. Sí que el Príncipe tendría derecho a salir con la que quisiera, por muy humildes que fueran. Una mujer, que, por cierto, cree en la magia y en las "hadas madrinas", pero seguramente no conozca "el poder" de un simple sastre ni tampoco conozca el valor de una tienda de "alquiler por horas". De hecho, la conclusión aquí está clara: es mejor quedarse como estás con un sueldo de limpiadora del hogar que casarte y tenerlo que hacer gratis.
Y la Bella Durmiente al revés es una mujer que encuentra un hombre, se "besan" y acaba durmiendo. Y se despierta pinchándose con una rueca (que a saber quién coño sabe hoy en día lo que es eso).
Etiquetas:
aburrimiento,
alucinaciones.,
amor,
amores,
artista,
artistas,
blanca,
Cama,
clásicos,
coca,
disney,
escritores,
feminismo,
feminista,
nieve,
nieves,
populares,
princesas
martes, 25 de noviembre de 2014
Hace tiempo que no te dedico sonetos y es solo porque tengo sed
No puedo besar a una mujer si no pienso que vaya a ser quererla para siempre. Y quiero a mucha gente, y de qué distintas maneras. Pero no soy consciente de que ellas quizás no me quieran nada más que para un rato. Bien, el rato es el tiempo que pases conmigo, si me quieres más aquí me tienes. No soy celoso, soy generoso y encima gozo de una saludable soltería que me ha llevado por caminos inescrutables desde la represión sexual a la falta de amor propio y ajeno con ciertos vaivenes de tensión nervioso que me impiden expresar mis deseos con claridad. Mi primer deseo, mujer, es que te calles. Sí, no digas tantas palabras, mejor, no digas ni una sola. No es porque no te quiera ni respete tus pensamientos, sino porque no necesitas expresar con palabras lo que deseas. Si te quiero ahí te tengo, ¿no? Pues no hará falta más para casarnos un tiempo juntos, aunque esos contratos imaginarios duren menos de dos meses, y luego ya entre seis meses y cinco años sería un contrato de matrimonio real. Nadie te puede atar con un beso, pero qué beso tiene que ser y cómo de bien dado, dónde más bien, cuándo. Todas estas preguntas no interesan en absoluto cuando se trata de la persona adecuada, en el momento preciso. Sale solo, las palabras si hacen falta que lo pidan de tus labios y que no sean para poner más cerveza embriagadora que baje por tus senos y vomite después. Nadie está hablando de tu esófago, colon ni pulmones, sino cómo se mueven y a qué ritmo se cercioran mis pasos que tus latidos, inspiraciones y colores van ligados a mi. Y mi tercer deseo, pero no último, es tenerte todo el tiempo que quieras y pueda ser. Así es. Estés o no estés, vivamos o no juntos, viviremos siempre juntos mientras estemos, y seamos. Te ates o no, te dejes o no sodomizar, mi mayor tortura sería tenerte lo más cerca y no poderte tocar. Y he pasado por ese infierno varias veces y odio estar tan cuerdo como para saber que no estoy haciendo nada bien, por no hacer no estoy haciendo nada. Pero ahora de repente no puedo quererlo todo, ni a todos ni a todas sin un orden lógico de preferencias o prioridad, y siempre me he dejado lo mejor para el final. Pero si no he vivido mucho, viviré tanto lo que pueda tener como lo que no, y viviré para contarlo -válgame dios que es lo único que hago- pero espero, destino, que para la próxima me tengas reservado el camino. Porque sabré cómo llegar una vez, pero no tendré ni idea de volver a mi tristeza en el hogar vacío donde no querría saber si fuiste alguna vez mía o solo quisiste serlo.
El amor es así de egoísta, posesiva como tú sola con tus prendas y tus joyas, y tus mendas que te prendan a solas. ¡Que aprendan! Que aún queda mucho por hacerse. Y si me van a arrojar al fuego, quiero que seas tú la que sujete la antorcha y me prenda de una vez por todas el castigo por lujuria que merezco.
Quizás, al final, con un poco de mala suerte, sea unas esposas lo que merezco.
El amor es así de egoísta, posesiva como tú sola con tus prendas y tus joyas, y tus mendas que te prendan a solas. ¡Que aprendan! Que aún queda mucho por hacerse. Y si me van a arrojar al fuego, quiero que seas tú la que sujete la antorcha y me prenda de una vez por todas el castigo por lujuria que merezco.
Quizás, al final, con un poco de mala suerte, sea unas esposas lo que merezco.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)