En éste barco que es España
tenemos el timón encallado
virando en una dirección todo el rato
gobernado mal por unos pocos
sin un capitán claro,
o claro, con un "capitán" que le importa poco el barco.
Con unos marineros que "desatan" clavos
que se preocupan más por los polvos mágicos
de campanilla
que porque el barco llegue a puerto,
o en buena dirección.
Los dirigentes, el capitán,
en el carajo.
Importándole un grajo
todo lo que pase abajo,
e incluso al frente.
Ni "tierra a la vista"
ni avisar de abordajes.
Al carajo le importa un carajo todo.
De ahí lo de "jeta", caradura.
Pues no hace ni su trabajo.
Mirar por España,
pues aunque debería estar timonando,
no se encuentra ni en la proa,
ni a estribor del barco.
Está tumbado a la bartola,
mandado al carajo,
sin hacer nada,
pasando de las rocas,
arrecifes y tierras
que darían una oportunidad al menos,
para no encallar con ésta tormenta que se avecina cerca,
para no callar sobre su incompetencia,
mientras el resto de marineros
vagan sin saber qué hacer,
señalando a uno y a otro lado,
sobretodo a estribor,
sin ton ni son,
sin sentido (pues son tontos)
porque
con uno con el brazo estirado que apunta hacia algún lado
el resto de marineros —piratas, más bien, corsarios
de agua dulce que nunca han navegado en tierras si quiera
inhóspitas y salvajes—, simple
y llanamente, como ellos son,
miran directamente al garfio.
¿Se puede estar en mejores manos?
No hay comentarios:
Publicar un comentario