Los niños viven el presente, al momento. Día a día.
Por eso no quieren irse a la cama, les preocupa mucho dejar de tener algo aunque no puedan usarlo, pero al momento se les olvida. O por eso prefieren jugar a comer. O por eso la siesta es una mala idea, como al revés, con el baño
Con eso es con lo que se quedan.
Con la felicidad. Golpes, y todo. Nada, por lo general, les perturba de esa paz que es la infancia.
El sueño del insomne pasa algo parecido, pero al revés.
Nadie quiere irse a dormir estando triste, deprimido o teniendo cosas que cerrar.
Por eso existe la depresión.
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